dimecres, 19 de setembre del 2012

TIC TAC.

Mirar de front és mirar al buit.
Quatre parets tanquen una injusta foscor per a un Setembre que sospitava ser màgic.
Suau, l'aire es cola i juga amb el meu pèl. El soroll d'un motor.
I eixa pissarra, al fons, tan gran. Tan negra. Em menja.

Mirar un punt fix és establir un duel visual.
Mirar de front és mirar al buit.

Tots atenen. Jo em trobe en una altra part.
Mastegue les mirades que no diuen gens, mastegue aquesta companyia tan solitària de cinquanta persones estranyes. I engolisc la teua absència.

No sé alçar la mirada, ni sé percebre un exterior realista. Estic vivint en mi, ací, endins; on no tinc res. M'encongisc conforme les notes de la nostra cançó se succeeixen.
Reproduir-te. Recordar-te i engolir-te.

És tan insípida la vida quan no et sap a res.

divendres, 15 de juny del 2012

126KM.


38.8403875, 0.1086093

DIES.


El nostre banc. Eren dies de classe. Dies de filologia i d'amor a les paraules.

dimarts, 20 de març del 2012

VUELA AMOR, VUELA.

Introducción a la Antología Caótica de mi vida.

Detenerme para examinar con detalle cada una de las cosas que escribí. Entre tanta frase, sólo consigo hacer de mi un coladero de sentimientos y me permito el lujo de revivir esos momentos plasmados en palabras. Recuerdos que me avivan, captan mi atención y remueven mis tripas.

Limitándome a preguntarme cómo he sido capaz de guardar tanto dentro. Cómo he sido capaz de descartar la idea de expresarlo con palabras durante todo este tiempo. No sé si habrá sido por temor a afrontarlo. Yo nunca había sido tan cobarde.

Durante los últimos meses he aprendido más de lo que, a mi parecer, una persona con veinte años está dispuesta a aprender. He tenido que vivir situaciones duras, las cuales jamás imaginé así, tan letales. Tan de golpe.

Ahora comprendo la esencia de la vida.

La vida es amor. Y el amor es dolor.

Desconocía el significado de ambas cosas. Espero una larga vida por delante para lograr matizar esos términos.

Podría enumerar cuánto silencio cabe en una hoja en blanco. Lo mejor que tengo que decir sigue callado. De la voz para adentro, soy tuya.


Fue bonito mientras duró la agonía.

Una agonía perfilada y recortada a la medida exacta de mi espacio. No había milímetro que sobrase o faltase. Era exacta.

Los ojos pesaban cada noche. Se cerraban lentamente y volvían a abrirse, encerrando en tal intervalo un mar de imágenes. Era todo tan lento. El sol.

Era todo tan frío.

Podía ver la semejanza de tu perfil en cada rostro. El aire olía a tu cuello, al desplegar de tus camisas. Todo pesaba, como bloques de acero.

Mis fantasmas cobraban vida cada mañana y me saludaban; me recordaban el desequilibrio por mantener la cordura.

Olvidé reír. Y cuando lo hacía, reía de reojo.

Las miradas de los que me rodeaban estaban tan lejos. Yo siempre me hallaba en el suelo tan retorcidamente serena y ausente.

Las tardes me distraían de tu ausencia. Recorría kilómetros en espiral por calles que fueron protagonistas de nuestro amor. En ellas, quedábamos tan bien juntos.

Pero una vez muere la historia, muere la belleza del espacio. Nada ya tenía sentido, por separado.

Sentía unas terribles e incontenibles ganas de gritarte, de desmenuzar cada paradoja y sentimiento incomprensible. De desvelar cada uno de esos porqué que guardaba. Pero yo solo conocí el silencio. Todo lo que rectifica un silencio.

El espejo difería de mí, entre otras cosas. Fui consumiéndome paulatinamente, como si hubieran extraído lo más esencial. Lo que crees que jamás se irá. Lo incondicional, lo que por inercia, siempre está ahí. Romper tal inercia debería ser menos sonoro.

Aún escucho de lejos ese pitido ensordecedor. El tiempo duele, al volver.

Las decepciones se sucedían una tras otra. Me empujaban hacia adelante y mostraban una nueva realidad, más letal y dañina. Pero era grandiosa y me exhibía las extensas alas del arrepentimiento. Vuela amor, vuela.

dijous, 2 de febrer del 2012

...


-Y, ¿sabes lo qué me dijo?
- ¿Qué?
- Cree que si me dejaras, si todo fuera diferente, si me conocieras, te acabarías enamorando de mí.
- Lo sé. Yo también lo creo.

[...]

I va ser allí quan, mirant-te fixament als ulls, vaig engolir saliva.

BCN.


Sin parpadear. Sin estar aquí.

dijous, 26 de gener del 2012

DES-CONCIERTO EXISTENCIAL.




Y cogeré aire, un poco de aire...

estaría muy bien.

-"Hola, ¿Qué tal? ¡Cuánto tiempo!".

Un abrazo raro y un beso.
Celos, juegos, estrategos, ego trip, bailas al espejo, come, come carretera.
¿Dónde vas?

-"Hola, ¿Qué tal? ¡Cuánto tiempo!"
-"Muy bien, con el grupo y eso."

Y un aplauso,
¿Salimos o no?, ¿Seguimos o no?

Vamos a medir cuál es, si es, la distancia entre la amistad y la infinita complicidad.

EARLY SUMMER.





Que el cielo aguante azul,
ondeen nuestras sábanas tan bien manchadas.

Se ensucien nuestras manos,
saluden al pasar los veranos.
[...]
Nos dimos un abrazo (...)
Y allí me quedé aturdida, abismada,
con un postre en mi mano...
¿Desde cuándo alguien es capaz de dar
más de doscientos pasos para mí?

Altea y su mar.
Su mar con su arena.
Su arena y sus piedras.
La tengo aquí y la observo.

Debió sentirse orgullosa de ser elegida entre tantas.
Debió sentirse dichosa y feliz, pues es cierto que no comprende todavía como acabó en tus manos. Manos llenas de poder.
La comprendo bien; le pasa lo mismo que a mí.
Dime, ¿desde cuándo alguien es capaz de dar más de doscientos pasos por mí?...

It looks like an early summer, for us. For me.

dimecres, 14 de desembre del 2011

SIEMPRE A MI DERECHA.

Último domingo de Noviembre. 16:15 p.m.

Mis ojos se desviaron hacia la pantalla del móvil. Hice un fugaz repaso por todas aquellas letras que componían el mensaje. Desde la A hasta la Z.
De principio a fin.
De izquierda a derecha.
Leí todo.
Y no leí nada.

Apoyé las manos contra el lavabo. Ese pitido ensordecedor consiguió nublarme la vista y nublarme el sentido. Ese impulso de vomitar. O quizá de abrirme la cabeza contra el cristal. O quizá de apoyarme en la pared fría del aseo y dejarme caer al suelo.

No podría decir el tiempo exacto. Dos, tres minutos. Es una medida imperceptible. Caímos juntas. A la vez.
Las lágrimas y yo. Como si de una coreografía se tratase.

Me temblaban las piernas. Las rodillas crujían. Todavía no sé cómo conseguí levantarme. Supongo que a base de decirme a mí misma: "Arriba. Arriba, joder".
Me detuve frente al espejo con los ojos repletos de algo que no había visto en mis veinte años de vida. No sabía qué era. Pero era la sensación más dura que se puede experimentar. ¿Existe algo más insuperable que el amor?

Cuando amas, aceptas. Y yo acepté. Y sentí.
Y sufrí.
Y sufro.
Y sentí.
Y siento.
Y amé.
Y amo.
Y todo.

Ese pitido ensordecedor. Me hacía estremecerme. Mi mente no respondía. Miraba cada parte de esas cuatro paredes, esperaba encontrar un punto de referencia para no volver a caer. Y ese punto de referencia llegó, de golpe. Duro.
Sentí como si mil cuchillos atravesaran todo el cuerpo. Me fui. Me fui de esas cuatro paredes a un lugar donde ya había estado antes.


Segundo Viernes de Agosto.

Podía oír el eco que conducían aquellas palabras esa mañana de verano. La iglesia parecía más grande al estar casi vacía. En los bancos de la parte delantera, habían unas ancianas que asistían a la misa diariamente. En los bancos traseros estaba yo.
Recuerdo la imagen de unos ojos llorosos; llenos de dolor, de agonía, de tristeza, de anhelo. De una madre llorando por su hijo, por su niño, su pequeño, su vida, su todo.
Traté de respirar hondo y contener las lágrimas que me producía verla. La quería tanto... La quiero tanto. Cómo me fastidiaba esa situación tan dramática. Estaba justo a mis espaldas, la oía mocarse con el pañuelo. Observaba los ventiladores que bailaban de un lado al otro; soltando todo su aire, como si soplaran con fuerza, acariciando once rostros llenos de dolor.

Tú.
Estabas a mi derecha. Siempre a mi derecha. Como todas las noches que dormíamos abrazados. Mi muñeca izquierda, tu muñeca derecha. Juntas, siamesas. Unidas.
Nos comunicábamos con el pulso; ese pulso ardiente y lleno de amor. Un pulso lleno de: "Gracias por estar aqúi. Siempre a mi izquierda, Ángela. Siempre a mi izquierda".


Último domingo de Noviembre. 16:15 p.m.

Siempre a mi derecha. Y a mi derecha no había nada. No había nadie.
No estaba nadie.
No estabas tú.


divendres, 4 de novembre del 2011

SOL, QUÉ DESPACIO VAS.





Intento comprender qué fue lo que pasó.
Algo no andaba bien; los celos, qué se yo.
(...)
Sol, qué despacio vas...
¿No será que te has parado a mirar?



Desitge que tot el dolent torne, perquè almenys també puga tenir lo bo de tornada.

Els dies es fan eterns. No aconseguisc distingir el pas de les hores.
És com si el món girara i jo m'haguera abstret del seu curs. Com si preferira mantenir-me al marge de tot i tots. Limitant-me a respirar


Hada helada en vuelo inerte...